Dalila, es una mujer valiente. Todos los sábados vende sus productos en
la plaza municipal de mi pueblo para mantener a sus dos hijos (una niña
de 11 años y un niño de 7 años). Ella, la niña se graduará de la
primaria el próximo julio, sueña con una hermosa fiesta. El día
miércoles 23 de Mayo, al finalizar la fiesta del pueblo, alrededor de
las 2 de la madrugada, súbitamente Dalila se despertó para
encontrarse con una realidad lacerante. Frente a su hija estaba un
hombre que empuñaba un cuchillo. Intempestivamente, Dalila se lanzó
sobre aquél hombre y comenzó a forcejear, en el forcejeo fue dañada en
el maxilar derecho y en los dedos de la mano izquierda, puso su cuerpo y
su vida para defender a su hija. Comenzó a gritar, pidiendo auxilio. El
hombre salio corriendo. Los topiles y vecinos atraparon al malhechor.
Dalila, salió de donde se encontraba para ver que habían atrapado al
hombre. Pasaron unos minutos... Regresó para ver a su hija, solo para
encontrarse que su hija estaba al borde de la muerte. Había sido herida
de gravedad, el cuchillo había sido enterrado en su cuello, a milimetros
de su yugular y de la tráquea. Se estaba desangrando. La niña al
escuchar los gritos de su mamá en el forcejeo había despertado, ante
tanta sangre solo atinó a preguntar "Mami que me pasa?, ¿Por que sangro
tanto?", Poco a poco sus fuerzas se fueron acabando, al llevarlas a la
ambulancia que las transportaría al hospital, madre e hija luchaban por
sus vidas. Entre informaciones contradictorias y certeras, los
familiares escucharon entre murmullos que la niña estaba muerta, que su
vida había dejado de existir. Lágrimas, rabia, impotencia, dolor
atravezó sus vidas, momentos de angustia en los sueños de los abuelos,
abuelas, tías, tíos, primos, primas, familiares y amigos estuvieron
presentes. Los familiares cercanos se transalador al hospital, para
escuchar el diagnóstico médico "La niña está al borde la muerte, hacemos
todo lo posible por salvarla". Todos lloran, la niña solo mira perdida,
ya no le salen lágrimas, ha perdido mucha sangre y el agua de sus
lágrimas se ha agotado. Los nervios se quiebran, el valor y la entereza
se doblan, se sacan las fuerzas desde lo más hondo del alma, se afronta
con valentía la situación. Médicos y enfermeras van de un lado a otro,
inyecciones, sueros, medicamentos... sueros y más sueros, a ratos se
cruza la línea entre la vida y la muerte, en unos instantes se está aquí
y en otros instantes se está allá. Los sueros y medicamentos surten
efectos, el trabajo de las enfermeras y de los médicos hacen que la niña
se quede con nosotros, que siga viviendo. Noches de desvelos de
familiares cercanos vigilan su cama día y noche en el hospital. Debe
estar en observación por varios días. Cuando la visito, platicamos de
varias cosas, reimos a ratos, a ratos queremos llorar. Me cuenta lo que
pasó, se preocupa por la escuela, se preocupa por las cosas de su local,
de su venta y todos sus planes. Ante sus palabras me doblego, no lo
muestro, le cuento chistes, jugamos en el celular, hablamos por teléfono
y seguimos platicando. Ella de once años, me ha elegido de padrino para
su graduación desde hace tiempo. Realizaremos su mejor graduación...
Hoy ha salido del hospital, finalmente se encuentra en casa, en donde
podemos estar màs en contacto con mi hermana Dalila y con mi sobrina...
Gracias amigos. Una voz de fortaleza se agradece.
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